
“Ella estaba parada junto a la mesa de té con un vestido de muselina de color claro, que tenía mucho color rosa. Parecía que no estaba atendiendo a la conversación, sino que solo estaba ocupada con las tazas de té, entre las cuales sus manos redondas de marfil se movían con delicadeza bonita y silenciosa”.
– Elizabeth Gaskell, Norte y Sur