
“Todavía animo a cualquiera que se sienta obligado a escribir, que lo haga. Solo trato de advertir a las personas que esperan ser publicadas que esto no es tan bueno como parece. Pero la escritura sí. Escribir tiene mucho que dar, tanto qué enseñar, tantas sorpresas… Eso que tuvo que obligarse a hacer, el acto real de escribir, resulta ser la mejor parte. Es como descubrir que mientras pensabas que necesitabas la ceremonia del té para la cafeína, lo que realmente necesitabas era la ceremonia del té. El acto de escribir resulta ser su propia recompensa”.
– Anne Lamott