
Preguntas a la hora del té , antipoema del poeta chileno Nicanor Parra, quien se autodefine como antipoeta, pues con su lema: “romper con todo”, elaboró una obra de carácter lúdica y contingente al apartarse de los cánones clásicos de la lírica e incluir en sus poemas, llamados por el mismo como “artefactos”, elementos tales como el humor y la ironía, presentando personajes que encarnan al antihéroe y versos, que en su sintaxis y léxico, obedecen al lenguaje cotidiano.
En Preguntas a la hora del té, se percibe un cierto tono melancólico en la voz del hablante lírico, quien busca respuestas a algunos de los tópicos existenciales, aunque siempre fiel a su estilo lúdico.
Preguntas a la hora del té
Nicanor Parra
Este señor desvaído parece
una figura de un museo de cera;
mira a través de los visillos rotos:
qué vale más, ¿el oro o la belleza?
¿Vale más el arroyo que se mueve
o la chépica fija a la ribera?
A lo lejos se oye una campana
que abre una herida más, o que la cierra:
¿Es más real el agua de la fuente
o la muchacha que se mira en ella?
No se sabe, la gente se lo pasa
construyendo castillos en la arena.
¿Es superior el vaso transparente
a la mano del hombre que lo crea?
Se respira una atmósfera cansada
de ceniza, de humo, de tristeza:
lo que se vio una vez ya no se vuelve
a ver igual, dicen las hojas secas.
Hora del té, tostadas, margarina,
todo envuelto en una especie de niebla.
(Poemas y antipoemas, Santiago de Chile, Nascimento, 1954)